Los bueyes triunfan por sus propios méritos. Trabajadores incansables, lógicos, minuciosos, y tenaces, se puede confiar en que el Buey siempre hará el trabajo. Por naturaleza, el buey es metódico, siempre aferrándose a las rutinas y tradiciones. Es casi imposible conseguir que un buey se distraiga de una rutina o un plan trazado. Su rigidez y estilo militante frecuentemente resultan en una actitud inaccesible e intimidatoria.
Los bueyes son personas cordiales y pacientes, que corren el peligro de ser consideradas algo excéntricas. Pero saben inspirar confianza en las gentes que los rodean. Suelen mostrar una gran habilidad manual y con sus manos realizan un gran número de creaciones.
Resultan poco habladores porque prefieren meditar sus opiniones y no precipitarse en las respuestas aunque se les apremie. Llegan al éxito sin tener que desarrollar un gran esfuerzo, sin que importe el objetivo o la materia que estén tocando. Tardan en enfurecerse: sin embargo, cuando esto sucede, estallan violentamente. Son observadores y tienden a buscar la soledad. Los ideales pueden arrastrarles hasta el fanatismo. La pasión que sienten por la unidad y el sentido clásico de la familia es en ellos una cuestión primordial.
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